30 oct 2012

El Teatro Isabelino. Inglaterra


El teatro The Globe: reconstrucción ideal
Notas básicas

Con Isabel I (1558-1603) Inglaterra consigue un periodo de gran prosperidad al producirse el importante despegue de su capitalismo industrial apoyado por un fuerte incremento de la población. Por otra parte, el contrabando de esclavos negros y la riqueza de los navíos ingleses dotaba de gran actividad al puerto de Londres. Esta riqueza hace surgir una gran industria metalúrgica y da lugar al gran mercado financiero londinense. Ello siguió beneficiando a la corte, nobleza y grandes monopolios, con el consiguiente perjuicio para el campesinado.

EVOLUCIÓN DEL TEATRO INGLÉS
El público inglés fue testigo de la gradual progresión de la escena nacional. De los intermedios y moralidades evolucionó hacia formas mucho más realistas.

El teatro alegórico en el que se daban los contrastes de tono, lenguaje y representación, deja paso a una serie de personajes tipificados. No faltan entre éstos los tipos burlescos (el "Vicio" principalmente), que salpicaban con su sátira, diálogo gracioso y anécdotas las parábolas dramáticas más edificantes. De John Heywood es Wit and Folly (1521), en la que frente al Sabio aparece un personaje de tanta fortuna en el teatro inglés como el Necio o Loco.
Otra obra característica es The four P's, así denominada porque sus cuatro personajes empiezan por P: "Pedlar", buhonero; "Poticary", boticario; "Pardoner", vendedor de indulgencias, y "Palmer", peregrino. Sin proponerse una crítica directa de su tiempo, cabe ver en el Pardoner la caricatura de los falsos traficantes de indulgencias y perdones de ultratumba ya denunciados por Lutero.

LOS TEATROS Y LA REPRESENTACIÓN


Los teatros públicos en Londres
Fuera de la jurisdicción de la City, Londres tuvo, durante el periodo isabelino, una decena de teatros permanentes, la mayoría al aire libre, situados al norte y sur del Támesis. Se trataba de teatros de madera, o de madera y ladrillo, con partes techadas de paja, que en algún momento eran pasto fácil del fuego. Solían ser poligonales, con tendencia a la forma circular. Constaban de patio, en el que el público seguía la representación de pie, y dos o tres pisos de galerías. Esta disposición recordaba la de las posadas inglesas (inn) de dos o más pisos, en los que las galerías daban acceso a las habitaciones de huéspedes. A falta de otros locales, los cómicos se habían acostumbrado a actuar en estas posadas. De ahí que, a la hora de construir un teatro, se partiese de la conocida arquitectura de las inns.

La capacidad de los mejores de estos teatros andaba en torno a los dos mil espectadores.
El primero de estos locales fue llamado simplemente The Theater. Lo construyó en 1576 el actor-tramoyista James Burbage. Al año siguiente se construyó el Courtain, también al norte del río.
En 1587, movido por el negocio que suponía el teatro, Hanslove construye al sur del Támesis The Rose.
En 1595, la compañía del Almirante construye The Swan.
En 1599, los hijos de Burbage utilizan los materiales del primero para establecer The Globe (1599), cerca del Rose. Luego vendrán The Fortune, The Hope.

De todos estos teatros no queda en pie más que recuerdos de algunas ilustraciones y una reconstrucción actual de The Globe.

Reconstrucción actual de The Globe

El escenario consistía en una plataforma cuadrada de unos catorce metros de ancho por nueve de fondo -las medidas del Fortune-, y que se sitúa ante un muro con dos puertas.
Allí tiene lugar la casi totalidad de la acción dramática, aunque, por encima de esa plataforma, existe una galería que puede acoger a otros actores y músicos, a veces ocultos al público.
Esa galería era utilizada para las escenas de balcón (Romeo, y Julieta), pero también podía simular una muralla vigilada por soldados (Macbeth).
Otras veces, cuando no había acción que subir a ese plano, se situaban en él los espectadores más exigentes. Es de creer que ese escenario estuviese situado al fondo del teatro, y que las puertas diesen entrada y salida a los actores y los condujesen hasta los camerinos.

Lo normal es que el espectador esté muy próximo del actor, creando fácil una comunicación teatral. De ello quedan restos en los palcos situados dentro del escenario en muchos de los teatros románticos actuales.
Hay trampillas (escotillas) en el suelo del escenario, en las que pueden haberse desarrollado escenas sepulcrales (Hamlet) y apariciones desde abajo. Dada igualmente la altura con la que cuentan los teatros ingleses, también se usó el piso superior para la instalación de maquinarias con las que habían de realizarse descensos de actores o de accesorios; en algún teatro había lugar para efectos especiales, como el del cañón.

Los teatros privados
Además de los locales citados, Londres dispuso de otros, denominados privados. Se trataba de teatros instalados frecuentemente en conventos secularizados, como Blackfriars, Whitefriars o Saint Paul, que fueron utilizados por grupos de teatro de niños y adolescentes. En ellos se darán algunas de las mascaradas de Iñigo Jones. Se alumbraban con candelas y lámparas de aceite, que conjugaban sorprendentes efectos de luminosidad. Estos locales eran pródigos en efectos escénicos. Todos los espectadores tenían asiento, y un horario más acorde con la jornada de trabajo, ya que, contrariamente a los teatros públicos, que sólo funcionaban a plena luz de día, éstos podían prolongar sus representaciones hasta la noche, e incluso en los meses de verano. De ahí el precio de las entradas y la selección del público.

Decorados y vestuario
También aquí existe una gran diferencia entre los teatros públicos y privados. En los primeros es rara la presencia de decorados propiamente dichos. Más que de escenotecnia, estos teatros echan mano de elementos decorativos esquemáticos para indicar el lugar de la acción. De ahí la relevancia de los objetos para la configuración simbólica y afectiva de la representación, así como la ubicación de las diversas escenas de una obra. Los objetos se pueblan de este modo de una funcionalidad referencial múltiple.

Si los personajes llevan antorchas en la mano es que se trata de una escena nocturna; simples arbustos en macetas nos trasladan a un bosque; el trono sitúa la acción en palacio; la corona será símbolo de realeza, etc. Esta ausencia de decorado y, por consiguiente, de localización referencial de la acción, es suplida por el propio texto, encargado de decir dónde se sitúa en cada momento la acción. Cuando el dramaturgo no lo indicaba así, solía hacerlo el actor de turno.

Este procedimiento permitía gran agilidad en la acción, evitando interrupciones entre escenas. En alguna ocasión se empleaban carteles y anuncios. Con estas convenciones, el público isabelino, que además era auxiliado por los vestuarios que caracterizaban a los personajes, avisos y ambientaciones escénicas presentadas por fanfarrias, tambores y trompetas, podía seguir perfectamente el curso de los acontecimientos. Así fue posible representar, por poner un ejemplo, los cuarenta y tres cambios escénicos de Antonio y Cleopatra.

Todo esto era posible porque el teatro isabelino, y particularmente Shakespeare, no sólo hizo caso omiso de las unidades del lugar y tiempo de la preceptiva clásica, sino que no respetó tampoco criterios de división del drama renacentista en cinco jornadas o actos. Shakespeare, en muchas de sus obras, ni siquiera marca la separación entre actos y escenas.


Tiene usted Asia a un lado, y Africa al otro, y tantos reinos inferiores que al llegar el actor, ha de comenzar por decir dónde se encuentra; de no ser así, no se entiende la historia.
Ahora encontramos a tres damas que caminan juntas cogiendo flores, por lo que debemos pensar que el escenario representa un jardín.
A continuación nos dicen que ha ocurrido un naufragio en el mismo lugar y, entonces, caeremos en falta si no convenimos que aquello es un arrecife.

Sin embargo, el espectador del teatro isabelino no encontraba difícil seguir todos estos desplazamientos de la acción. Para el dramaturgo contaba más la poesía y la historia desarrollada por los personajes que el lujo externo de la escena. Y eso lo entendió siempre el auditorio. Por el contrario, en las representaciones de la Corte sí había decorados para figurar los distintos espacios. Es lo que los investigadores parecen deducir del análisis de los archivos en los que aparecen los gastos del espectáculo.

Si el decorado no pareció inquietar a los empresarios de los teatros públicos, sí rivalizaron éstos en el vestuario de las compañías, que solía ser particularmente magnífico en las tragedias. Lo importante era dar idea del lujo y de la fastuosidad de los personajes representados. Importaba menos la fidelidad del vestuario a los usos de la época evocada. En el escenario desnudo el vestuario llamaba por sí y para sí la atención del espectador. Era un lujo sorprendente para los extranjeros que visitaban Inglaterra.
Los vestuarios pasaban de una obra a otra, se podían adquirir de segunda mano, a veces eran donados por ilustres personalidades de la vida inglesa.

LOS DRAMATURGOS INGLESES
A mitad del reinado de Isabel I tiene lugar en Inglaterra la mayor eclosión de dramaturgos de calidad que haya conocido este país en su historia. Se les conoce con el nombre de isabelinos por haber producido la mayor parte de sus obras durante este periodo.

Thomas Kid, Christopher Marlowe y Ben Jonson fueron los más destacados dramaturgos de este tipo después de William Shakespeare.

William Shakespeare, dedica toda su vida al teatro: como actor, director, administrador y coempresario de “El Globo”, junto al gran actor Richard Burbage.
Coincide con Calderón en la apreciación del teatro, al que hace consustancial con la vida misma del hombre, o con la cara profunda y libre de los sueños. Pero sin dejar que, en la comedia, las reflexiones transcendentes se apoderen del tono de la obra.


Dos vídeos:
En el fragmento de la pelicula Shakespeare in love se representan de manera fiel muchos de los aspectos del teatro isabelino: el edificio del teatro, el tipo de público, su ubicación, las ropas de los actores, los papeles femeninos representados por hombres, el predominio del texto en verso, etc. El texto que declama el narrador es el comienzo de Romeo y Julieta
En el fragmento de Romeo + Juliet podemos ver cómo el mismo texto de Shakespeare puede seguir siendo contemporaneo, adaptándose a una puesta en escena con estética del videoclip pero teniendo como base la misma historia.








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Teatro español del Siglo de Oro

VÍDEOS






LA REPRESENTACIÓN TEATRAL EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL
A punto de crearse la comedia española en toda su extensión, es necesario conocer el medio técnico en donde se produce, para así comprender cuáles son los débitos de la teoría a la práctica y de ésta a aquélla.

Hasta 1575 la afición por el teatro en España no está del todo fijada. Había locales (corrales de comedias) desde las siguientes fechas: 1520 (Málaga), 1526 (Valencia), 1550 (Sevilla) y 1554 (Valladolid). En 1568 Madrid tenía cinco: dos en la calle del Príncipe (Burguillos y el de la Pacheca), uno en la del Sol, otro en la del Lobo y el de la calle de la Cruz.

Las primeras cofradías o Hermandades son los más directos precedentes del empresario teatral moderno. Tomaban algún patio en alquiler y creaban una auténtica estructura escénica, de la que salían beneficiados el concejo, los actos de caridad que mantenían dichas cofradías y el propio teatro a través de sus profesionales.

La nueva concepción del arte escénico surge precisamente cuando deja de ser un hecho restringido para convertirse en un producto competitivo, que se mueve en el vaivén de la oferta y la demanda.


ESTRUCTURA DEL CORRAL DE COMEDIAS
En los corrales de comedias se desarrolla el género teatral del llamado Siglo de Oro. Eran unos espacios abiertos, cuyos orígenes estaban en los patios interiores de casas u hospitales y cuya función inicial era ser simple corral. Estamos hablando de espacios estables, en donde no cabía la habitual operación de montar y desmontar sus elementos constituyentes: tablas, fondos, accesos, etc.

En algunas ciudades los corrales estuvieron en los interiores de las casas, por lo que también se llamaron casas de comedias.

El hecho de ser patio o corral interior hacía que el principio de la representación fuera a primeras horas de la tarde, dependiendo de si era verano o invierno, según el tiempo que tardara el sol en ponerse.

No obstante, se ha comprobado también la existencia de determinados artilugios luminotécnicos que atestiguan la existencia de la luz en corrales.

La disposición de los mismos -se ha estudiado el caso del Príncipe-, con el escenario de espaldas a poniente, hacía que los espectadores pudieran quedarse pronto sin sol y tuvieran necesidad de reforzar su visión con dichos aparatos.

Para fijar una idea del lugar de la representación a principios del siglo XVII todavía es válida la relación que ofrece Schack en su centenaria Historia de la literatura y del arte dramático en España (1886):

Hicieron tablado o teatro para representar, vestuario, gradas para los hombres, bancos portátiles que llegaron al número de 59, corredor para las mujeres, aposentos o ventanas con balcones de hierro, ventanas con rejas y celosías, canales maestras y tejados que cubrían las gradas, y finalmente, Francisco Ciruela, empedrador, empedró el patio, sobre el cual se tendía una vela o toldo que defendía del sol, pero no de las aguas.
Andrés Aguado, albañil, se obligó a hacer cuatro escaleras: una para subir al corredor de las mujeres [...], de manera que las mujeres se subiesen por la dicha escalera y estuviesen en el mismo corredor, no se puedan comunicar con los hombres, y de la mesma manera otras veces por donde se sube a los asientos de los hombres y del vestuario, y así mesmo un aposento en el corral por donde entran las mujeres para una ventana que cae al dicho teatro y un tejado de dos aguas encima de cada ventana...

Dado que en su origen eran auténticos patios, se utilizaron los elementos que realmente existían en tal medio con intenciones bien distintas. Las ventanas, con sus rejas y celosías, funcionaban como hoy lo hacen los palcos. Esas ventanas eran propiedad de los dueños de las distintas casas en que se situaban.

A veces las alquilaban a las propias cofradías, otras eran los inquilinos quienes debían pagar una cantidad por su utilización. Lo normal fue que, poco a poco, las cofradías compraran los edificios que cercaban los corrales.

Las ventanas del último piso se llamaban desvanes, y las inferiores aposentos. Las gradas estaban colocadas formando un semicírculo, bajo los aposentos. Un cobertizo cubría a los espectadores de la lluvia. Delante había un patio descubierto, desde donde podía verse la función de pie. Posteriormente se colocaron en ese espacio algunas filas de bancos, protegidos de la intemperie por unas lonas que se extendían cuando hacía mal tiempo. Esos pocos bancos que se colocaban delante eran las lunetas.

Esta es la disposición de un corral con la cual pasaría prácticamente más de un siglo. Sólo el interés por separar al fondo a las gentes de condición social inferior llevó a configurar la cazuela o corredor de mujeres, situada en la parte posterior del corral. La idea fue separar durante la representación a la mujer del hombre, con el fin de que no aprovecharan la situación y provocaran conflictos de índole no precisamente dramática.

Sin embargo, esto no debió de cumplirse al pie de letra por los desmanes que, según cuentan, se producían en la cazuela, al rondar los galanes a las galanas, con lo que se conseguía ahogar las voces de los actores.

El escenario medio tenía unos ocho metros de boca y una profundidad que variaba entre cuatro y seis metros. El tablado se situaba unos dos metros sobre el nivel del suelo, circunstancia que permitía la perfecta visibilidad desde cualquier localidad. También se utilizaba su interior sobre todo como vestuario de los hombres, que a veces se empleaba para colocar a determinados músicos o para aparecer en el tablado desde los escotillones.

El vestuario de las mujeres estaba detrás de las puertas del fondo, al nivel de la escena.

Escenotecnia
El primer juego escénico que debe atender el tablado del corral es la separación por medio de una cortina de un delante y un detrás.
Echada la cortina, las escenas representan todos o la mayoría de los exteriores: campo, extramuros de la ciudad, calle, etc., a veces reforzados con otros artilugios situados en los laterales de las gradas, como veremos en su momento.

En otras ocasiones, el cambio de decoración lo marcaba el movimiento de los actores: quienes habían desaparecido por un lado, tras dejar la escena vacía, volvían a aparecer por el lado contrario denotando un nuevo lugar.

Corridas las cortinas, la escena fija del corral configura la mayoría de los interiores, que estaban formadas por los accesos a casas a través de puertas que, como solían ser dos o tres, significaban otras tantas casas, por ejemplo, una para el galán principal, otra para la dama, y una tercera para el segundo galán.

Este primitivo juego pronto quedó superado con la utilización de cada uno de los huecos o nichos del fondo del corral como metonimia escénica determinada.
Los corrales más importantes tenían hasta nueve nichos, tres por planta, incluyendo las puertas (abajo) y los balcones (dos pisos superiores).

Hay indicaciones de poetas que describen que tales nichos debían adornarse con roca, fuente o cualquier otro elemento, significando con ello que la escena se refiere a uno de esos lugares, estando el resto de los nichos tapados o cubiertos por cortina. La instalación de una parte de los objetos de la escenografía o de todos ellos supuso un rico campo de posibilidades expresivas del escenario del corral, sobre todo porque podían ir aderezados de otros artefactos o maquinarias.

Rafael Maestre nos informa adecuadamente de dichos elementos, siendo los más sencillos de todos los árboles de cartón o lienzos pintados que figuraban bosques o calles. El sol era un disco de papel tras el que ardían varias candelas. Las tormentas se simulaban gracias a un barril lleno de piedras que rodaba bajo el escenario.

El muro o muralla es un decorado con almenas que se coloca longitudinalmente en el primer corredor, sobre el vestuario; la torre, en su parte inferior, ocupa el espacio de ese primer corredor, pero su parte superior, con atalayas, asoma por la inferior del segundo corredor.

El jardín o bosque se obtiene por medio de arcadas de follaje o arbustos leñosos sobre las jambras o dintel de las puertas frontales del escenario. En otras ocasiones, hay arbustos mezclados con árboles de cartón puestos de pie sobre el tablado.
Junto a ello, en el jardín suele haber una fuente labrada, realizada con idénticos materiales, ocupando el frente del escenario.

La roca, el risco o peña es, en ciertos momentos, elemento fijo, pero muchas veces también elemento móvil, accionado por ruedas y sobre un carro camuflado de naturaleza rocosa. Su estructura es un plano inclinado con escalones. A veces va unida a una cueva, y ocupa el hueco de alguna puerta.

La montaña o monte fijo es una rampa que comunica el primer corredor con el tablado o éste con los aposentos. Se llama también palenque, y podía servir de acceso espectacular de un grupo de gentes al escenario.

La nave se coloca en cualquiera de las aberturas del primer corredor, y según sea de llegada o de partida muestra proa o popa. Se puede mover por medio de cabrestantes sitos en el piso del vestuario. Algunas veces asoma tras un monte o roca.

Naturalmente había escotillones o trampillas de acceso al escenario desde abajo, viejo artilugio que conocemos desde que en la Edad Media los demonios debían salir de debajo de tierra.

Están documentadas máquinas que hacen desaparecer actores a la vista de público, haciéndolos descender e incluso aparecer. Un sofisticado juego de poleas y cuerdas formaban el primitivo elevador.

Otro artefacto para idéntico efecto era el llamado bofetón, especie de cajón con un eje central fijo, que, rotado 180°, hacía desaparecer la figura y, posteriormente, la hacía aparecer. Este sistema posibilitaba las apariencias que, en determinado tipo de comedias, tendrían un valor fundamental.

Iniciado y avanzado el siglo XVII, estas tramoyas fueron ganando adeptos, pues hacían que aumentara en el espectador su gusto por el teatro.

Tales mutaciones se hacían a vista del público, y a mayor dificultad y más notorio cambio de escena, más éxito entre el espectador ávido de novedades.


EL ESPACIO TEATRAL CORTESANO
Con la llegada de los Austrias menores, el teatro cortesano encontró pleno acomodo en España. Felipe III había celebrado fiestas teatrales en su residencia de Aranjuez y El Pardo. Felipe IV, que llega al trono en 1621, da el impulso definitivo a tales espectáculos. En su cumpleaños de 1622, Julio César Fontana hizo en Aranjuez un teatro portátil que, además de su esplendor técnico, contaba con la novedad de ser utilizado durante la noche, con la consiguiente necesidad de iluminación.

Esa idea está en El gran teatro del mundo calderonia no:

Para alumbrar el teatro (porque adonde luz no hubo no hubo fiesta), alumbrarán dos luminares, el uno divino farol del día, y de la noche nocturno farol el otro...

Justamente con el florecimiento del teatro cortesano, que poco a poco fue siendo consumido en su vertiente social por la nobleza española, comienza la revolución técnica en el teatro nacional, que coincide con los últimos años de Lope de Vega y la irrupción de Calderón.

Esa carrera por la técnica, que había tenido precedentes de la talla de un Piccolomini en el siglo anterior, comenzó su esplendor con Cosimo Lotti, natural de Florencia, ingeniero, arquitecto y organizador de fiestas, que, llegado a España en 1626, tiene su primer gran estreno en 1629, con el que es considerado precedente de la ópera nacional, La selva sin amor, de Lope de Vega.

Decorados de comedia mitológica representada en medio cortesano, con telones y periactois que cambian en breves momentos el lugar de acción.

La primera vista que ofrecía el teatro, en habiendo corrido la tienda que le cubría, fue un mar en perspectiva que descubría a los ojos (tanto puede el arte) muchas leguas de agua hasta la ribera opuesta, que haciendo salva, disparaban, a quien también desde el castillo respondían. Veíanse, asimismo, algunos peces que fluctuaban según el movimiento de las ondas [...] Aquí Venus en un carro, que tiraban dos cisnes habló con el Amor, su hijo, que por lo alto de la máquina volaba...

En estos teatros palaciegos, pues, existía ya el telón de boca (la tienda) y, por supuesto, se habían puesto en uso las nociones de perspectiva intuidas por Vitruvio, pero reconfirmadas entre otros por Serlio.

La base del lenguaje escénico de estas representaciones eran las mutaciones, que, como antes decíamos, era todo aquel cambio entre un decorado y otro (escena/escena) que se efectuaba a vista del público.

Obsérvese esta característica del teatro cortesano, apoyada en la enorme profundidad de los escenarios, frente a la técnica de las apariencias propia de los corrales, que no teniendo apenas profundidad debían lograr otro tipo de ilusiones a la vista.





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25 oct 2012

El teatro italiano del siglo XVI: La Commedia dell'Arte


La Comedia del arte (Commedia dell'Arte) es un género de comedia nacido en el siglo XVI en Italia, basado en la improvisación alrededor de una trama sencilla, por lo que se denominaba también commedia all'improviso. Cada actor tenía un repertorio de frases y bromas a partir de las cuales construía su personaje. Se contrapone a la commedia erudita cuyo texto se escribía íntegramente. Es uno de los géneros teatrales más importantes en la conformación de la historia del teatro occidental.

La comedia del arte nace aproximadamente en el siglo XVI, cuando compañías italianas comienzan a difundir por toda Europa este tipo de teatro, en el cual había un canovaccio, es decir, una estructura de sucesos predefinida, y lo que se improvisaba era el texto en sí.

A diferencia de otras formas teatrales de la época, sostenidas en la palabra escrita y representadas por nobles, académicos y dramaturgos, la Commedia dell´arte, se fundamentaba en el trabajo del actor.
Sus características populares la robustecieron por lo que a lo largo de tres siglos se desarrolló y desplazó de Italia hacia Alemania, Inglaterra y Francia.


Las comedias
Las obras se dividían en tres actos, tenían una trama definida y una serie de personajes arquetípicos, dentro de esos dos límites los actores podían improvisar. Los temas solían ser enredos amorosos, los celos, etc. La proporción de texto y gesticulación podía variar en función del país donde estuviera actuando la compañía, en países extranjeros había menos gags verbales y más visual.

Se representaba tomando como base un canovaccio, es decir una trama. Dicho canovaccio, se escribía de manera sintética en pequeños papeles que se pegaban entre bambalinas y servían como guía para los actores. De esta manera la entrada y salida de los personajes, lo mismo que las acciones básicas de la trama se encontraban al alcance de los actores. Con ésta base los actores tenían plena libertad para desarrollar su personaje.

Si bien el actor basaba su trabajo en la improvisación, esto no quiere decir que su trabajo fuera al azar y sin sentido, sino más bien, todo lo contrario. El actor de la Commedia dell´arte, requería de una memoria excelente para aprender frases, ideas, reacciones y toda suerte de trabajo actoral que le permitiera encajar armónicamente su trabajo con el de los otros personajes. 
De esta forma la Commedia dell´arte, se consolidó como un arte que demandaba de un óptimo trabajo en equipo. Toda participación actoral debería de permitir la incorporación adecuada de cada uno de los miembros de la troupe.

A pesar de la oposición manifestada por la iglesia, hacia la Commedia dell´arte, y el rechazo y subestimación expresada por parte de algunos académicos de la época; el teatro all´improvviso, permaneció en Europa hasta la segunda mitad del siglo XVIII y en Francia hasta el tiempo de la Revolución Francesa.



Personajes

Con el paso del tiempo los personajes de la Commedia dell´arte, se fueron delimitando en tipo. Si bien cada actor de la compañía añadía o ajustaba su personaje de acuerdo con su particular forma de representarlo, se fueron creando tipos específicos.
Casi todos los personajes usaban máscara, con la excepción de los enamorados. Aun así la Comedia del Arte es un teatro de media máscara, por lo que permite al comediante poder hablar. En las compañías de comedia del arte había actrices, mientras que por aquellos tiempos las compañías de teatro inglesas sólo estaban formadas por hombres, que hacían los papeles de mujer.
La máscara y el tipo prefijado hacía que e público reconociera de inmediato el carácter del personaje.


Algunos de los personajes principales son:
Brighella.
Es el primer sirviente. Conocido también como el primer zanni. Brighella, nació en el alto Bergamo de Italia. Un poco cínico, un mucho mal intencionado, es capaz de inventar cualquier historia con tal de salirse con la suya. Le gusta cantar con su guitarra y asomarse a las tabernas, aunque no tenga un centavo para beber. Tejedor de historias y patrañas, Brighella no esconde su afición de ladrón y estafador.

Arlequín.
Nacido en el bajo Bergamo de Italia, Arlequín se presenta como el segundo de los sirvientes. Ágil en sus movimientos corporales, cándido y encantador siempre anda en líos debido a su gran capacidad para cometer errores. Es melancólico y enamoradizo, lo que lo lleva a expresar ideas filosóficas absurdas e incoherentes. Arlequín es un estupendo bailarín y ejecuta movimientos acrobáticos.
Su vestuario consta parches multicolores, los cuales fueron derivando con el tiempo en rombos, triángulos y corazones de colores azul, verde y rojo. Usa una capa decorada con piel de zorra o conejo. Lleva puesta una media máscara negra.

Pantalón.
Este es el típico mercader. Pantalón es presentado en ocasiones como un viejo bondadoso que representa la prosperidad de Venecia. Sin embargo, la más de las ocasiones se representa como un viejo avaro preocupado solamente por los bienes materiales.
Usa larga capa negra con pantalones rojos y calza pantuflas turcas. Su máscara es de color café con una enorme nariz, su bigote es gris y su blanca barba cubre de oreja a oreja terminando en punta.

Polchinella.
Un doble personaje es Pulchinella; inicialmente alto y jorobado, se transformó en un personaje bajo y gordo. Por un lado, tenemos a un personaje grotesco y oscuro, mientras que su hermano gemelo es carismático, sensual e inteligente. Sin embargo, el tiempo lo fue dejando como un personaje soñador y poeta, algo excéntrico, al mismo tiempo que intuitivo y triste.
En los primeros tiempos su máscara oscura, mostraba una prominente nariz, la cual era acompañada de unos labios gruesos. Su joroba y en algunos casos barriga, mostraban a un ser ridículo. Usaba un sombrero en form de cono.

Colombina.
Inteligente y astuta son las características de la Colombina, quién ayuda a su señora la innamorata, a lograr su verdadero amor. Su habilidad en las cosa del amor le permite juguetear con Arlequín, quién está enamorado de ella.
Este personaje femenino, es el único que no lleva máscara. Viste la ropa de la época y su maquillaje es un poco exagerado.

El doctor
Este personaje es amigo de Pantalón y se reúnen frecuentemente para realizar negocios o simplemente como vecinos del lugar. El doctor tiene conocimientos en filosofía, astronomía, letras, medicina, y otros menesteres académicos. Sin embargo, siempre confunde el griego con el latín y termina diciendo tonterías cuando habla, cosa que no toma en cuanta pues le encanta ofrecer citas y moralejas; las cuales resultan en las más, de las ocaciones en alguna cosa fuera de lugar. En ocasiones pretende a una joven dama, por lo que se mete en líos y es la burla de más de uno. Elocuente y flemático, el Doctor es un buen pretexto para satirizar a la burguesía de la época.
Su media máscara le cubre la frente y la nariz. Lleva las mejillas coloradas como síntoma de salud y bienestar. No usa barba y su grueso bigote sube ligeramente. Viste con forme a la época y su posición social.





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Otros vídeos de esta serie en el canal de National Theatre:

La asociación italiana Incommedia ha solicitado desde el año 2008 la declaración de la Commedia dell'Arte como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

20 oct 2012

Teatro en la Edad Media


Con el fin del Imperio Romano el teatro desaparece.
En la Edad Media las ceremonias litúrgicas conmemorarán la vida de Cristo y sus preceptos. Estas ceremonias, con algunos cambios impuestos a lo largo del tiempo, han persistido hasta nosotros.

La Misa aparece, desde el principio, como un Misterio de fe y como un drama.
De él escribe Honorio de Autun: "El sacerdote, como un actor trágico, representa el papel de Cristo ante la multitud cristiana en el teatro del Altar." Mucho más cerca ya de nosotros, poetas como Mallarmé, dramaturgos como Genet, o directores-autores como Kantor o Boadella, no dudan en proclamar que el drama de la Misa es el mayor espectáculo teatral de Occidente.


En la Europa medieval, como en Grecia, el teatro surge del culto religioso.
De él se irá despegando progresivamente desde el siglo X. En esta evolución introducirá elementos no religiosos y hasta cómicos en los que, algunos estudiosos ven el nacimiento del llamado teatro profano.

El teatro renace (tras siglos de desaparición total) con una  intención didáctica por parte de los clérigos: la de mostrar a los fieles (en su gran mayoría analfabetos) por medio de la imaginería, dos misterios esenciales de la fe: la Redención-resurrección y la Encarnación.
Las cosas ocurrieron, de modo similar, en torno al año 1000, en toda la Europa Occidental.
En el Oficio de Viernes Santo, se llevaba la Cruz a un altar especialmente adornado y se la cubría con un velo que simbolizaba el sudario y el sepulcro de Cristo crucificado.

El domingo de Pascua, al término de los Maitines - de madrugada - se asistía a la procesión de los clérigos al altar del que previamente se había quitado la Cruz.
Allí los esperaba otro clérigo vestido de blanco - que hacía de Ángel.
Tres más, que representaban a su vez a las tres Marías, con sus frascos de perfumes, se separaban del cortejo y avanzaban hacia el altar.

Entre estos clérigos y el que interpretaba el ángel tenía lugar este diálogo sacado del Evangelio, el célebre Quem quaeritis?

        Ángel.-¿A quién buscáis?
        Clérigos.-A Jesús Nazareno.
        Ángel.-No está aquí, resucitó como estaba profetizado.


Los clérigos levantan entonces el velo dejando ver el lugar vacío.
Muestran dicho velo al pueblo gritando con alegría "¡Alleluia, resucitó!".

Estos diálogos, llamados tropos, fueron el origen del otro componente del teatro occidental: el diálogo.

Poco a poco la secuencia anterior se hizo preceder de una escena previa en la que las Marías hablaban -regateaban- con el vendedor de perfumes; y se prolongó con los diálogos de Jesús resucitado con la Magdalena y con los discípulos de Emaús.
De modo similar, el Oficio de Navidad se amplió con la visita de los Magos a Herodes - con sus consiguientes diálogos -, con el martirio de los Inocentes, etc.

Con el tiempo, estos diálogos, y con ellos las acciones en las que se inscriben, derivan a lo profano y hasta a lo jocoso; el número de participantes aumenta; se empieza a admitir como actores a los laicos...

El teatro, por todos estos motivos, se desplaza al exterior de las iglesias.

De los temas bíblicos se pasó a escenificar vidas de santos. Estos relatos escenificados tenían ya poco de religiosos en muchas ocasiones. Podrían por ello pertenecer al teatro profano.
Lo religioso solía aparecer al final, en forma de prodigio destinado a probar la intercesión de María o de los santos patronos de las iglesias.
De ahí la denominación de Milagros: en Francia se los llama también juegos -jeux-.
En Inglaterra suelen unirse las dos denominaciones en el término miracle plays, y el propio Shakespeare asistió a ellos en su infancia.

Los Milagros continuaron en boga a lo largo del siglo XIV, a partir de aquí cobra cada vez más auge un subgénero nuevo: el Misterio (del latín mysterium, ceremonia).

Algunos de estos Misterios aún se representan, como la Pasión de Oberammergau en Alemania y Olesa en Cataluña o el Misterio de Elche en España.

Pasión de Oberammergau (se representa cada 10 años)
Pasión de Olesa

El Misteri de Elche, o Festa d'Elx, es un drama litúrgico evolucionado que se cree contemporáneo del descubrimiento de América.
Se trata en él de la Asunción de la Virgen, y es uno de los pocos restos que tenemos en España de un género que en Europa tuvo gran relevancia a lo largo de la Edad Media.
Su escenotecnia cuenta con artilugios de efecto, como el araceli o arca del cielo, verdadero ascensor que, a través de un complejo sistema de poleas y de cuerdas, permite bajar y subir una plataforma desde la cúpula central de la iglesia.

Otro aparato es la granada o mangrana, que posibilita abrir en partes proporcionales, como si de gajos se tratara, un dispositivo que deja ver en su interior determinadas figuras.

Tanto el araceli como la granada indican un nivel de representación vertical siguiendo el eje de ascenso o descenso de dichos artefactos, auténtica novedad que compensa el nivel horizontal, dado por el largo desarrollo de una pasarela desde la puerta de la iglesia, que hace de entrada de actores, hasta la gran plataforma central, exactamente colocada bajo la bóveda.

Esos dos ejes definen la puesta en escena del Misteri, cuya tradición es conservada aún en la actualidad por el pueblo de Elche.

En este enlace puedes ver la representación completa del Misterio de Elche

El teatro fuera de las iglesias tuvo un espectacular desarrollo a partir de la celebración del Corpus, introducida en el siglo XIII.
Tomando como eje de la misma una procesión, se fueron intercalando representaciones religiosas sobre carromatos.

EL TEATRO PROFANO EN LA EDAD MEDIA
Si todos los historiadores están de acuerdo sobre el origen del teatro religioso, no ocurre lo mismo al razonar el nacimiento (o resurgimiento) del teatro profano.

Tres teorías circulan al respecto.

La primera, ve este origen en la imitación de la comedia latina escolar que inspiró a los clérigos textos libremente adaptados de Terencio y de Plauto. Abundan los ejemplos de estas adaptaciones cultas, especialmente en Italia y Francia.

Una segunda hipótesis hace depender la aparición del teatro de la declamación dramática mimada de los juglares. En realidad, el juglar solía constituir todo un hombre-espectáculo en la Edad Media: tocaba varios instrumentos, recitaba, cantaba, componía, era acróbata, domaba animales...

La tercera hipótesis -la más comúnmente aceptada - sitúa el origen del teatro profano en los desahogos espontáneos, o intencionadamente redactados por los autores del teatro religioso.
Estos desahogos eran muchas veces de signo cómico.


LA REPRESENTACIÓN DE LOS ESPACIOS ESCÉNICOS FUERA DEL TEMPLO
La moderna solución del cambio de decorado para figurar un nuevo espacio referencial en un mismo escenario, apenas fue de uso en la Edad Media.

La solución del teatro medieval fue doble: la yuxtaposición de espacios simultáneos y el uso de carros para representar las escenas que habían de detenerse ante los espectadores.
Esta solución, preferida por los ingleses, resultaba la más costosa para los actores, ya que debían repetir su actuación ante cada agrupación del público.
Posteriormente, sabemos que los carros podrán representar todos en un mismo y único lugar.


El teatro francés adoptó los decorados simultáneos, cuyas ventajas son la de mostrar una escenografía más dilatada a lo largo de la representación y la de ofrecer un espacio común muy amplio para la evolución de los actores.
Este decorado simultáneo no podía, en ocasiones, albergar todos los espacios referenciales de la acción, ya fuera por falta de medios o por estrechez del local.
De ahí que el ingenio de los autores y organizadores de la fiesta diese pronto con otras soluciones para estos casos: la explicación por un actor, conductor del juego, de los distintos lugares en donde ocurre la acción (la imaginación del espectador debía hacer el resto), o la indicación, por medio de pinturas primitivas, que luego serán reemplazadas por unos simples letreros en los que se colocaba el nombre del lugar (esta fórmula llegará hasta Shakespeare).
Estos decorados simultáneos eran variables en número. En ocasiones llegaban a ocupar hasta sesenta metros lineales.

Las mansiones
Cada uno de los espacios escénicos recibía el nombre de mansión. Las mansiones se alineaban unas junto a otras dejando delante un espacio libre que podía ser utilizado por los actores en el momento de la representación.

En ocasiones, cuando lo aconsejaban las dimensiones del local, solían superponerse las mansiones. En cualquier caso, una de ellas, el Paraíso, debía ocupar siempre una región más elevada.

¿Cómo se presentaban algunas de estas mansiones de los misterios medievales?

El Paraíso.-Se trata de la mansión por excelencia, en la que no se debe regatear ningún lujo. Así lo exigían los autores en sus rúbricas.
En él debían abundar las flores y los frutos, y no podía faltar, en su centro, el Árbol de la Vida.
Se trataba de un Paraíso celestial que incluía el Paraíso terrestre del Génesis.

Por tratarse de la mansión por excelencia, podía ser separada del resto para ser paseada por la ciudad en la Monstre o cortejo de todos los actores y participantes en el espectáculo, un paseo que solía tener lugar unos días antes de la representación.

El infierno. - Debía resaltar también, en el extremo opuesto, como una mansión imponente. Constaba de tres elementos: una torre fortaleza, un pozo al que Jesús -o el alma de Jesús- arrojará a Satán y una entrada, generalmente en forma de garganta monstruosa que se abría y se cerraba para dejar paso a los demonios.

Otras mansiones eran: las casas y palacios de personajes nobles, el cenáculo, el monte de los olivos, la sala de la flagelación, etc.


LA TRAMOYA DE LOS MISTERIOS
Al igual que los escenarios, la tramoya se fue perfeccionando para responder adecuadamente a las exigencias, cada vez mayores, de los misterios que, en su etapa final, alcanzaron niveles de gran espectacularidad.

Las cortinas eran un elemento decorativo en muchas mansiones: a veces, solían tener una función propia: los actores podían cerrarlas cuando no actuaban, con lo que constituían un signo para el seguimiento del espectáculo; había escenas que aconsejaban especialmente su uso (partos y otras más delicadas).
Los animales eran diseñados y elaborados en todas sus tallas y especies; en alguna ocasión se les dotó de movimientos mecánicos.
Los vuelos (de aves, nubes, almas, demonios, ángeles, la Virgen, Jesús) se conseguían por medio de hilos y cuerdas resistentes, cuidando que, en la medida de lo posible, quedaran encubiertos al público.
Esta ocupación del espacio aéreo causaba una gran admiración en el espectador medieval.
Los escenógrafos eran en este punto auténticos especialistas al final del medievo.
Mientras en el siglo XI: la estrella de los Magos se colocaba en lo alto de un bastón que es desplazado por un oficiante; posteriormente se deslizaba por un hilo colocado entre dos pilastras.
En la consecución de los efectos con agua eran muy exigentes los autores, pues no sólo se representaba la lluvia, o el agua que brotaba de la roca golpeada por la vara de Moisés..., sino que se había de representar la creación de los mares y el mismísimo diluvio universal.
Tampoco escaseaban las escenas con fuego, que generalmente se simulaba quemando aguardiente. En ocasiones, se producían verdaderos incendios exigidos por los textos. La gran boca del infierno dejaba siempre ver llamas, a las que se le añadía azufre para que los espectadores tuvieran una idea más exacta de esta mansión.

Los efectos de iluminación se conseguían con llamas o con dorados que las reflejaban en determinados objetos. El día adoptaba el color blanco; la noche el negro.

El tablado solía disponer de trampillas que servían para posibilitar súbitas apariciones, resurrecciones de muertos, etc.

Pero, sin duda, lo que más llamaba la atención eran las transmutaciones y cambios súbitos a la vista del espectador que plagaban todos los relatos.
Este teatro, como es lógico suponer, desarrollaba toda una maquinaria, a base de cuerdas y poleas, que copiaba la de las fábricas de las catedrales.


ORGANIZACIÓN
Toda la ciudad participaba en la preparación de estos espectáculos dramáticos.
Los Misterios, en particular, solían ser asumidos directamente por los municipios.
Fueron las cofradías las que cargaron con la responsabilidad directa de la representación. Estas cofradías fueron muy numerosas en toda Europa, especialmente en Francia, y constaron con gran número de cofrades. A veces se repartían entre ellas las mansiones.

Los papeles femeninos son representados por hombres.
En el drama litúrgico dentro de la iglesia, los clérigos se solían poner el amito por la cabeza para representar a las Marías.





PARA AMPLIAR:
Además del texto básico que has leído, puedes ampliar con la lectura de los siguientes documentos.
Película recomendada: El Misterio de Wells


16 oct 2012

Nuevos espacios escénicos. El Dee and Charles Wyly Theater

Desde la antigua Roma hasta el Renacimiento los arquitectos han contribuido al desarrollo de los espacios escénicos.
En Roma, el arquitecto Vitrubio diseñó el primer edificio estable dedicado al teatro: el teatro de Pompeyo.
En el Renacimiento italiano, arquitectos como Palladio, Scamozzi o Serlio contribuyeron con diseños de teatros y soluciones escenográficas.inspirados en la antigüedad clásica, como hemos visto en varios vídeos en clase.

Las tres soluciones escenográficas diseñadas por el arquitecto Serlio para la Tragedia, la Comedia y las obras pastoriles

En el siglo XXI continúa esta tradición de la arquitectura investigando soluciones para usos escénicos:



El Teatro Dee y Charles Wyly diseñado por Rem KoolHaas y Joshua Prince-Ramus aporta ideas renovadoras en cuanto al edificio teatral y su flexibilidad.

En el siguiente vídeo,  de las Ted Talks, uno de los arquitectos responsables expone su proyecto:.
Joshua Prince-Ramus cree que si los arquitectos hacen reingeniería de sus procesos de diseño los resultados pueden ser espectaculares. Hablando en TEDxSMU, Dallas, nos lleva a recorrer su fantástica re-creación del Teatro Wyly como gigante "máquina teatral" que se reconfigura a sí misma con sólo presionar un botón.



Timelapse
En este enlace (hay que ir a YouTube, ya que tiene la inserción desactivada) un vídeo en time lapse muestra la preparación para un montaje:


Más

Reseña en inglés de las principales características técnicas. Fuente.

The Dee and Charles Wyly Theatre features an unprecedented vertical organization that completely rethinks the traditional approach to theater design. For centuries, traditional theaters have been horizontally oriented around the performance chamber with “front of house” and “back of house” areas flanking either side and a fly tower above.

The Wyly architecture team instead envisioned a transparent four-sided performance zone at ground level that would blur the lines between inside and out, actor and observer, in a literal interpretation of the world as a stage. To create this vision on a small site within a tight budget, the architectural and structural teams pulled apart each individual theater program element; carefully examined usage, size, and adjacency requirements; then reassembled the pieces into an intricate vertical structural stack with “back of house” becoming “above house,” and “front of house” (including the lobby) becoming “below house.” This vertical rearrangement produced the desired 27-ft-high, fully transparent, structure-free, four-sided, ground-level performance zone but demanded the invention of a one-of-a-kind structural steel system.

To create the most flexible performance space ever, the building itself had to be able to move, adapt, and evolve. Through the application of advanced technologies – both newly developed and borrowed from other industries – the Wyly Theatre is a marvel of moving steel parts driven by engineering innovation. The audience chamber moves up, down, in, and out to create an unlimited number of performance configurations such as: proscenium, thrust, arena, traverse, studio theater, flat floor, bipolar, and sandwich.

The 27-ft-high proscenium arch – unmovable in most theaters – retracts straight up into an enlarged “super fly” area. Three-tiered steel balcony units (the largest weighing 120 tons) also move up and down, adding 180 additional seats upon demand then “disappearing” when not needed. The balcony units lower and lift into the super fly area and can adjust horizontally up to six feet based on stage configuration, as well as carry their own drawbridge floor and access stair units. A combination of moveable seating wagons and nine moveable platforms rise, fall, and rotate to accommodate stage arrangement or produce a totally flat, open floor. The orchestra pit rises and retracts below the performance floor into the three-level below-house area. Even the walls move, with two 10-ft-wide floor-to-ceiling glass panels pivoting to the outside. The resulting “bridge machine” can be completely refigured and offers true performance freedom. No other venue in the world can host an open-to-the-outdoors, flat-floor event in the afternoon and then intimate stage performance only hours later.

A traditional structural system could not have met the project’s unique and complex program goals. The requirements were strict: no structure could be inserted in the 90-ft by 90-ft ground-floor performance area; no structure could interfere with the negotiated above-house program areas; and only a minimal amount of structure could interrupt the ground-level transparency zone.

The answer was a unique “global frame” consisting of six perimeter columns, four of which incline dramatically and asymmetrically to touch down in precisely predetermined locations. A three-story-high steel belt truss augmented by smaller interior steel trusses fill out the global frame, minimizing vertical height while supporting a puzzle-piece assemblage of rooms so complex and interlocking that only one floor at the top of the belt is contiguous.

The vertical positioning of the belt truss optimizes the strength of the one contiguous floor. The intricate positioning of the belt truss/sloped column intersects supports 44-ft corner cantilevers and 90-ft clear spans at ground level, preserving views and column-free performance areas. Opposing building forces are addressed using strategic inclines rather than traditional (and intrusive) vertical braced elements, with dual-duty columns resisting gravity and wind loads. This minimalist yet highly effective structural solution produces a ground-floor performance area that accomplishes the architect’s goal of blurring the lines between audience and stage.

15 oct 2012

Historia del Teatro. El Renacimiento en Italia. Desarrollo de nuevos espacios escénicos


Vídeo: Historia del Teatro 5. La Ilusión ilustrada. (v.o. con subtítulos)


Vídeo: Historia del Teatro 6. Enmarcando la Ilusión. (v.o. con subtítulos)


Vídeo: Historia del Teatro 7. El Espectáculo bajo arco. (v.o. con subtítulos)



La eclosión del Renacimiento en Italia tuvo consecuencias decisivas sobre la evolución del teatro, pues, al surgir una producción dramática de carácter culto, inspirada en los modelos clásicos y destinada a las clases aristocráticas, se generalizó en el transcurso del siglo XVI la construcción de salas cubiertas y dotadas de mayores comodidades.

Teatros en Italia
Como primero de los teatros modernos suele citarse el Teatro Olímpico de Vicenza, diseñado por Andrea Palladio y finalizado en 1585, que constituía una versión de los modelos romanos (el Teatro de Pompeyo) y presentaba, al fondo del escenario, una perspectiva tridimensional con vistas urbanas, formada por siete calles en profundidad. La decoración está dispuesta según los cánones artísticos de la perspectiva lineal. Columnas corintias, bajorrelieves, estatuas, y cornisas  adornan la fachada escénica.

Scamozzi, discípulo de Palladio, parece ser el inventor del escenario con única abertura llamada bocaescena, cuando, en 1580 construyó un pequeño teatro en Sabbioneta. En él la escenografía es una calle en perspectiva.

El modelo clásico del teatro italiano, vigente en muchos aspectos, fue no obstante el teatro Farnese de Parma, erigido en 1618, cuya estructura incluía el escenario, enmarcado por un arco del proscenio y separado del público por un telón, y una platea en forma de herradura rodeada por varios pisos de galerías.

Paulatinamente fue transformándose la decoración fija en móvil, y la escena tuvo una época majestuosa y brillante tanto en Italia como en Francia. La ópera participó en el desarrollo, pues era un género que reclamaba gran presentación y apoyo económico.

Pero para que esas nuevas conquistas cobraran importancia era necesario que el arquitecto, que era a su vez constructor y pintor, fuera dejando paso a los escenógrafos, es decir, a los especializados en el arte de crear climas escénicos.

Los Galli Bibiena (1659-1743) hicieron el hallazgo de conseguir y lanzar la nueva perspectiva pictórica, de forma que la arquitectura no sólo se viera de frente, sino que nos ofreciera aspectos desde diferentes ángulos. De esta manera nació un tipo nuevo de escenógrafo pintor. La iluminación escénica también debía ayudar en las conquistas de la escenografía. Las candilejas fueron una innovación del siglo XVII.




PARA AMPLIAR:
Además del texto básico que has leído, puedes ampliar con la lectura de los siguientes documentos.

Roma-Alemania-China. Notas sobre escenografía, espectáculos y poder.


Función del teatro y los espectáculos en Roma
En Roma la parte de la población que asistía al teatro era una minoría en comparación con el circo y con el anfiteatro (el número total de asientos existentes en los tres teatros de Roma en el siglo I era aproximadamente la mitad del anfiteatro Flavio (Coliseo) y muy inferior al aforo del Circo Máximo, en el que cabían unos 255.000 espectadores).

Los días de juegos irán progresivamente en aumento con el paso de los años.
En la época republicana nos encontramos con una media de setenta y siete días (77) de juegos al año, de los cuales en cincuenta y cinco (55) se programan los escénicos.

Si pensamos que en Atenas las dionisiacas de la ciudad sólo sumaban diez (10) días de fiesta, y que éstas tenían un carácter primordialmente religioso, deduciremos que nos encontramos con dos estilos de vida diferente y de una organización ciudadana difícilmente comparables.

Con Marco Antonio, el número de días de juegos se eleva a ciento treinta y cinco (135) anuales.

Y, en el 354 d.C. la cifra asciende a ciento setenta y cinco (175 prácticamente la mitad del año), de los cuales ciento un días (101) se destinan a los juegos escénicos.

En uno de sus poemas Juvenal decía de la plebe de Roma que “…duas tantum res anxius optat / panem et circenses” (“ansiosa sólo desea dos cosas, pan y juegos de circo”) y algo parecido dirá Frontón, Principios de la Historia V 11: “populum Romanum duabus praecipue rebus, annona et spectaculis, teneri” (“el pueblo romano está principalmente entretenido en dos cosas, el reparto del trigo y los espectáculos”).  Dos de las obligaciones de los emperadores fueron alimentar a la plebe y entretenerla; para lo primero solían realizar mensualmente distribuciones de alimentos en el Pórtico de Minucia para asegurarles su ración de pan diario; para lo segundo organizaban en diferentes escenarios laicos o religiosos –el foro, los teatros, el circo, el anfiteatro, etc.- espectáculos interminables que duraban varios días, manteniendo así a la población entretenida.
   
Para los días festivos era necesario tener entretenimientos para la población, sobre todo para evitar disturbios de una población ociosa y sin nada que hacer, de manera que los emperadores vieron en los juegos y espectáculos el medio más apropiado para ocupar el tiempo libre de la plebe.  La multiplicación de los días festivos y de los juegos y espectáculos era el modo de controlar a una población que se hacinaba en Roma y que asediaba el palacio del emperador.

Los espectáculos tenían una función política de propaganda del poder: el que todos los ciudadanos pudieran ver al emperador evitaba el aislamiento de éste respecto de la plebe y la posible consideración del emperador como un ente abstracto ideal y no como una persona física y real.  Cuando el emperador entraba en el circo, teatro o anfiteatro la gente elevaba un grito unánime, agitaban sus pañuelos y le dirigían un saludo a modo de himno y de oración.  En estos espectáculos el público podía contemplar la humanidad del emperador, pues compartía con él emociones, deseos, temores y alegrías.  Así, la celebración de juegos y espectáculos no sólo entretenía a la masa, sino que devolvía al emperador la popularidad, el cariño y la familiaridad con su pueblo.  En ocasiones el público se atrevía a pedir al emperador una obra, el castigo de alguien, etc., lo cual hizo que los espectáculos se convirtieran en un vehículo para canalizar y utilizar la voluntad del pueblo.

La proliferación de los juegos también tuvo razones sociales: se calcula que unos 150.000 romanos no trabajaban y estaban bajo la protección del estado; así, no sólo darles de comer, sino el tenerlos entretenidos era la mejor forma de evitar disturbios, acaparar sus pasiones, desviar sus instintos y canalizar su actividad.  En contrapartida, el desembolso económico para celebrar los juegos y mantener este instrumento de control de la población era tremendo; en un principio, eran magistrados los que se encargaban de organizar y pagar de sus expensas estos espectáculos, pero cada vez con más frecuencias debía ser el propio emperador quien los costeara de sus propias arcas; a ello se sumaba el orgullo de cada emperador –salvo Tiberio-, que de manera general no podía permitir que los espectáculos del emperador anterior fueran mejores que los suyos, por lo que cada vez eran más exagerados los gastos y los espectáculos.


En la película Gladiator, la representación de la llegada del emperador Cómodo a la ciudad se representa copiando uno de los documentales de propaganda política más conocidos (y que puede considerarse además el primero) El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstahl, que: "Muestra el desarrollo del congreso del Partido Nacionalsocialista en 1934 en Núremberg. La película incluye imágenes de miembros uniformados del partido desfilando (aunque aparecen relativamente pocos soldados alemanes) al son de conocidas marchas, además de partes de discursos de varios líderes nazis en el Congreso como Adolf Hitler. Fue Hitler quien encargó el filme y su nombre figura en los créditos iniciales. El tema principal de El triunfo de la voluntad es el regreso de Alemania a la categoría de potencia mundial, con Hitler como una especie de mesías que devolverá la gloria a la nación."




Parece evidente que el director de la película equipara a Cómodo con un dictador, pero por otra parte nos da más pistas: en el Congreso del partido nazi de 1934 se utiliza una escenografía muy concreta para presentar a un político (Hitler) como líder, héroe, etc.

Uno de los responsables de esta escenografía política fue el arquitecto Albert Speer, posteriormente ministro en el Gobierno, condenado tras la II Guerra Mundial a 20 años de cárcel y que proyectó además edificios del nuevo régimen, así como una renovación completa de Berlín que no se llevó a cabo.

El punto más destacable quizá, desde los contenidos de este Módulo, es cómo desde la arquitectura se pueden hacer propuestas muy potentes en cuanto al diseño del espacio escénico, y cómo éste se puede utilizar como propaganda.

No es el único caso. Hay un libro de investigación periodística llamado La silenciosa conquista china en el que dos periodistas españoles exponen su estudio durante años de la expansión económica de China en todo el mundo. Uno de los momentos clave que señalan es precisamente un espectáculo con el que China mostró al mundo su capacidad de organización de forma espectacular: la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008.
La utilización en ese espectáculo de auténticas masas humanas perfectamente disciplinadas y sincronizadas fue todo un símbolo retransmitido a todo el planeta.
Aquí no solo tuvo su papel la producción de este espectáculo -guión, movimiento de personas, luces, fuegos artificiales, música, tecnología, etc- sino también el espacio escénico, en este caso una arquitectura de estadio olímpico, que podríamos considerar heredera de los Anfiteatros romanos, pero con un despliegue de arquitectura, ingeniería y tecnología contemporáneos, y con una función no solo de albergar el espectáculo sino de simbolizar el poder.